sábado, 22 de mayo de 2010

Vida paralela

Y aquí estoy donde siempre, en nuestra casa fantástica, situada en un subterráneo (casa completa, con segundo piso, techo, y todo), que a pesar de estar mil metros bajo tierra, igual le llega la luz del Sol por las mañanas.

Esta oscureciendo. Es un día especial, me dices que Claudia y Felipe quieren que celebremos, aunque aun no sabemos qué! Es una sorpresa para ti, para mí y para todos.

Después de un rato nos arreglamos, y como siempre, nos vamos sin rumbo a caminar por las calles, total el tiempo sobra, y la Luna nos acompaña. Salimos de nuestro mundo subterráneo al placido aire otoñal, caminamos…una, tres, cinco cuadras, hasta llegar a una plaza llena de hojas, y veo a lo lejos, a una niña saltando y pisándolas sin cesar… me apresuro a imitarla, y te tomo de la mano para que me sigas…crash, crash, el sonido particular de las hojas es música para mis oídos.

Entre risas, nos vamos a sentar a una banquita, sacas dos cigarros, los prendes, y me ofreces uno (sabiendo que lo aceptare, total es nuestro cigarro “del mes”) y charlamos sin parar, contando nuestras anécdotas de la infancia, de la juventud que todavía persiste, como si nunca nos hubiéramos conocido. Somos como dos extraños necesitando conocerse el uno al otro.

La hora pasa, y es hora de nuestra celebración incógnita, me tomas la mano, y lentamente caminamos de regreso.

Claudia y Felipe, complacidos con nuestra llegada, nos invitan a pasar para esperar a los demás invitados, que entre charla y charla van llegando. Cuando todo el mundo esta presente, salta la Gran Sorpresa!: se casan, y además anuncian la llegada de su esperado hijo Martín. Es inevitable que las lágrimas se acumulen en el borde de nuestros ojos: nuestros mejores amigos, nuestras inspiraciones, por fin cumplen sus sueños.

Un poco de envidia sana me invade al ver la felicidad de aquellos personajes tan importantes en mi vida, el solo hecho de pensar que son mas “grandes” que nosotros, y que pueden cumplir sus sueños con tanta facilidad, me hace sentir esa mezcla de envidia pensando que a nosotros todavía nos quedan años para cumplir ESE sueño.

La celebración es grande, y dura hasta las tantas, por suerte somos vecinos y no caminamos nada para llegar e nuestro Hogar.

El cansancio, la alegría, y uno que otro trago hacen que me tire en la cama y entre en ese estado de conciencia e inconciencia que aparece cuando uno se esta quedando dormido. Siento que te acuestas lo mas lentamente posible para que no me despierte, me tapas bien, y caigo en ese profundo trance que dura algunas horas, hasta que la aventura de un nuevo día me despierte, y todo vuelva a empezar…


[Sueño recurrente desde el año 2004, tiene pasado (pues pasaron muchas cosas antes de esta parte del sueño) y parece que también un futuro, pues vuelvo a soñar con ellos…como si fueran parte de una vida paralela (mi vida paralela)…]

2 comentarios:

Antonio Sáez dijo...

Vivir un sueño no es vivir, es imaginar. Así - por las malas - aprendí de que la vida no es un sueño, sino que es lo que te toca saborear día a día. Vivir de sueños es algo útopico y peligroso, exquisito, pero peligroso.

Si bien mi mundo se basa de crear nuevos sueños y entregarselos a la gente, existen ocaciones en las que me siento culpable por esto.

Simplemente vive y disfruta pequeña Chanchilla de tierra, que los días son cortos, las noches son largas, que la espera se hace eterna y que lo eterno se esfuma en un instante. Vive con una sonrisa, con la que el mundo no pueda tocarte. :)

Baedd dijo...

Viste q podia volver tu don de escribir... =)
me busto pero no entendi del todo...
asiq despues me explikas... ñee..

besos

TK